lunes, 14 de julio de 2014

Entrevista a la Dra. Aida Hernández


ENTREVISTA A LA DRA. AIDA HERNÁNDEZ
 
No conozco a la Dra. Aida Hernández García sino por las redes sociales donde muchos de mis profesores de toda la vida interactúan con ella o la mencionan por su peculiar apodo. Por las mismas redes sociales sé que es madre de tres hijos y que tiene, además, una evidente sensibilidad artística -lo que se demuestra por sus criterios estéticos y musicales, manifestados en Facebook-. Sé que emigró de Cuba y se instaló, hace tiempo ya, en una de las más cosmopolitas y seductoras ciudades del mediterráneo: Barcelona. Razones suficientes para pedirle una entrevista. Solicitud que la Dra. Hernández García cumplimentó amable, gentileza que nos permite abundar en la experiencia de una intranquila -y exitosa- profesional de la odontología.

 

¿En qué año emigró?

Emigré en 1990, creyendo que el país de mis abuelos era muy parecido al mío, Cuba.

 

¿Cómo fue el proceso de homologación y su desarrollo profesional en los años iniciales?

 
Pude homologar mi título cubano de Doctora en Odontología en 1993, mediante examen. 

Aquí en Barcelona realicé un Máster de tres años en prótesis, oclusión y rehabilitación oral en la Universidad de Barcelona (UB). Luego fui a Suiza y me especialicé en cirugía e implantes, en el Instituto Strauman.

Después colaboré, durante diez años, con la clínica Mirave de Barcelona; dedicándome a preparar el servicio de cirugía, que se volvió muy rentable: el equipo que dirigía se impregnó  de esa manera nuestra, muy cubana, de ser tan dulces y eficientes y eso dio una manera diferente y refrescante de servicio: los pacientes salían muy satisfechos de nuestro centro. 

En 1995 creamos  una clínica dental con todas las especialidades.

 

¿Qué diferencias/semejanzas percibe entre el paciente cubano, y el paciente español?

 
Encontré la diferencia de que la población cubana y latinoamericana, en general, valora mucho la salud bucal. Me costaba entender que, con mejores condiciones económicas, aquí el ir al odontólogo no era una práctica habitual.

Después, con los años, esto fue mejorado indiscutiblemente, pero ahora, con la situación crítica de la economía, vemos cómo se tambalea todo el esfuerzo de tantos años, porque los pacientes tienen prioridades a las que nos tenemos que amoldar -con mucha delicadeza y paciencia-, ya que hay personas que realmente lo están pasando muy mal. 

 

¿Cuál piensa que sea, a día de hoy, el mayor problema odontológico (directo o indirecto) de la población española?

 

Nuestra profesión se considera extremadamente costosa para la población, hay ese mito de que la odontología es muy cara. Pero esto es un falso concepto de nuestra especialidad, que exige muchos años de estudio, casi toda nuestra vida puesta al servicio de la atención directa a la población, muchas horas sentados en posiciones nada cómodas para realizar los tratamientos que, de paso, merman nuestra salud considerablemente. Nuestro trabajo se realiza a escasos centímetros de todas las personas que atendemos, dentro del espacio físico ajeno, nada cómodo, por lo cual es muy desgastante y estresante. Nuestros tratamientos son individualizados y muy personales, de nuestras manos emergen constantemente pequeñas obras de arte que perduran muchos años en un lugar tan poco favorable como la cavidad bucal, y aún así resisten las inclemencias del medio.

Son, en resumen, muchas horas y mucho esfuerzo mental y físico para lograr grandes resultados. Si se analizan con justicia todos estos elementos, se verá que la odontología no es costosa en realidad. A veces hacemos trabajos que no están pagados ni con oro. Creo que la población no debe ser tan crítica con la odontología. 

 

¿Cuál piensa que sea, a día de hoy, la mayor necesidad de la práctica odontológica en ese país?

 

Debemos ser cuidadosos e intentar dar toda la salud bucal que podamos, acorde a la situación particular de cada ser humano. También creo que debemos ser cada día más humanos, muy humanos con las personas que tratamos para, mutuamente, respetarnos cada día más. La relación médico paciente debe ser afable, cercana y manteniendo las distancias de respeto. 

 

¿Qué le aportó el residir en España a tu práctica, experiencia y nivel profesional actuales?

Residir  en España me permitió desarrollarme profesionalmente a un nivel altísimo, encontré una España floreciente y un excelente medio para emprender cualquier proyecto. Claro que esto ha cambiado, los tiempos de ahora son difíciles y hay que moldearse al momento.

 

¿Alguna práctica pasada o contemporánea que considere importante dentro de su carrera?

 

Desde 1999 estoy vinculada a la Universidad Internacional de Catalunya (UIC), al departamento de ortodoncia, dentro de lo que es, posiblemente, el mejor equipo de trabajo. Somos un grupo de amigos y colegas que realizamos un proyecto común muy gratificante: formar especialistas en ortodoncia. Es, de todos mis trabajos, el que más ilusión me hace: prolongar en las nuevas generaciones nuestro legado de conocimiento. 

 

 

 

 

 

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